Una serie de pintadas nocturnas aparecieron en el Brasil en los años ochenta: «progresemos ahora que los políticos duermen», decían. Viene a colación porque los belgas han estado 650 días sin gobierno y el país no quedó destruido (como se nota que sin gobierno pero con el poder activo). Todo indica que socialdemócratas, liberales, democristianos y ecologistas, hasta siete partidos, han llegado a un acuerdo de repartos de sillones y ministerios. De este modo, flamencos y francófonos alcanzan el objetivo, una meta que tenía un pero: quién iba a ser el primer ministro. Se dirimía el tema entre un socialdemócrata y un liberal, y salió cruz, un tal Charles Michell. Daba igual que daba lo mismo, al fin y al cabo, en su vecina Alemania la CDU (centro-derecha) comparte ministros con el SPD (socialdemócrata), porque los importante es no mentar, ni tocar, ni dudar sobre la naturaleza del capitalismo. A partir de ahí, tienes derecho a poltrona.